Producción ganadera: expertos del INTA y del sector privado cuentan cómo el nuevo escenario para la actividad impulsa la expansión de la base forrajera en el país.
La ganadería está volviendo: los números positivos que arroja la actividad incentivan a los productores, que buscan recuperar el tiempo perdido. Según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), al 31 de marzo de este año el país contaba con un total de más de 52 millones de animales, un 2,3% más que un año antes. Y está en el nivel más alto desde 2010. Son síntomas claros de la recuperación.
Así las cosas, para un rodeo más grande es fundamental incrementar la producción de forrajes, porque la hacienda tiene que comer.
“En este último año fue positivo el precio del ganado. Y el costo de implantar una pastura, medido en kilos de carne, es más barato que el histórico”, precisó Ricardo Silvestro, técnico de la distribuidora de pasturas Rindes y Cultivos Das, que trabaja fuerte en la zona de Olavarría, plena cuenca del Salado.
Este conocedor indicó que una de las premisas que tienen los productores hoy es simplificar el manejo de las malezas. “Se busca hacer pasturas puras, porque en las mezclas con gramíneas y leguminosas se acotan las opciones de herbicidas”, explicó. Precisamente, se debe comenzar a sembrar con el lote limpio, porque esto va a incidir mucho en el potencial de logro. Además, agregó que es clave una buena fertilización fosforada de base, porque si bien se recomienda refertilizar en otoño, después nadie lo hace. Y recomendó refertilizar también las gramíneas con urea a la salida del invierno para adelantar el pastoreo un mes en primavera.
En esta línea también opina Enrique Kelly, del departamento técnico de Barenbrug Palaversich, quien aseguró que en los últimos tres años viene incrementándose el mercado de pasturas porque acompaña al precio de la carne. “Al bajar la renta en la agricultura, hay grandes empresas o productores que en lotes con menor aptitud agrícola optaron por pasturas y no por soja”, dijo el especialista.
Para ejemplificar, Kelly consideró que hay nuevos clientes en la actividad y, además, los ganaderos de toda la vida ahora están apostando a las pasturas perennes, en las cuales la inversión es más alta. “Hoy, las cuentas cierran”, entusiasmó.
La siembra de los verdeos también viene creciendo, explicó el experto. Asimismo, aseguró que las fuertes lluvias de abril cambiaron algunos planes y hubo un retraso en la siembra de las pasturas.
Un ejemplo de los que no pudieron cumplir con la planificación es Marcos Etcheverry, productor del sur de Córdoba. “No pudimos sembrar todo lo que quisimos porque hubo muchos campos bajo agua. Había dos lotes más para hacer pasturas perennes pero nos conformamos con avena”, destacó.
Los rollos, una de las clásicas formas de asegurar las reservas para pasar el invierno.
Etcheverry, de la empresa Agrolaye, agregó que en otros lotes habían sembrado soja para limpiarlos y después producir una pastura, pero precisó que todavía no pudieron cosechar la oleaginosa. “Es un año para joder los planes”, graficó.
A pesar de estos inconvenientes, la empresa, que hace ciclo completo, sigue apostando a la ganadería y alquiló este año un lote cerca de Laboulaye para crecer. “En los campos de cría hacemos leguminosas, como alfalfa consociada con trébol blanco, y gramíneas, como cebadilla y festuca o agropiro”. Además, también siembran alfalfa pura para rollo y silo o pastorean para engordar los novillos y comercializarlos con cerca de 500 kilos.
En referencia a este tema, Juan Mattera, del Inta Pergamino, advirtió que para el primer aprovechamiento de la pastura debe estar establecida, para que no haya arrancados. “El primer pastoreo no debe ser muy intenso porque puede provocar arrancamientos en plantas que no estén bien establecidas. Tampoco se debe pastorear con suelos húmedos porque puede perjudicar las coronas de la alfalfa”, aconsejó ante un año pasado de agua en varias zonas del país.
A su vez, el técnico hizo foco en la fertilización de las leguminosas. “Los suelos deben estar por arriba de los 25 ppm (partes por millón). Al nitrógeno, por su lado, lo obtiene por la fijación biológica y por eso es importante la inoculación”.
Al contrario, en el norte las fuertes lluvias, sobre todo en enero y febrero, fueron beneficiosas para las megatérmicas, lo que impulsó la producción. Según informó Luis Gandara, del Inta Corrientes, en algunas zonas del NEA alcanzaron en el último corte casi 15.000 kilos versus los 10.000 de promedio. “Va a crecer más la siembra de megatérmicas si mejora más el precio de la carne, porque todavía tienen un alto costo, que alcanza a $ 6.000 por hectárea”, concluyó.
Fuente: por Esteban Fuentes. Clarín Rural
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