La digitalización ofrece oportunidades para mejorar la productividad.
No hace falta ser expertos para darnos cuenta de que el campo es una industria estratégica para la Argentina. Tan es así que ya no sólo nos encontramos con que hay un interés cada más grande en personas que vienen del agro queriendo captar valor en la digitalización, sino también de personas que vienen de negocios de tecnologia buscando generar desarrollos para el agro. Estos últimos se encuentran con una oportunidad cuando se dan cuenta de que es la industria menos digitalizada y al mismo tiempo, al conversar con los inversores cuando se habla de capital emprendedor en la Argentina, lo primero que preguntan es cuáles startups del agro están listas para empezar a volar. Es por esto que es creciente la cantidad de proyectos que empiezan a surgir y que conozco día a día.
Por ahora, más importante aún es el crecimiento sostenido de startups del agro en los Estados Unidos y otros países. La plataforma AgFunder, que ha trabajado con más de 5000 emprendimientos de este tipo desde 2014, premió a 20 startups en diferentes estadíos y categorías por su innovación en el sector de agricultura y alimentos. Se destacaron algunas innovaciones en las cuales considero que hay emprendedores argentinos desarrollando productos que podrían parecerse a estos y adaptarse al mercado local. Algunas de estas son:
Biome Makers: una startup de bioinformática agro para la industria del vino que ofrece pruebas de suelo en los viñedos, brindando información a los productores para que tengan la oportunidad de mejorar la calidad y el rendimiento de su cultivo. Esta industria en la Argentina ha tenido siempre una rápida adopción de avances tecnológicos.
Intelin Air: que brinda servicios de analítica de imágenes para hallar anomalías en el campo que podrían tener efectos adversos en las operaciones agrícolas. Existen diversos startups en la Argentina desarrollando software a través de drones, aún sin poder terminar de conquistar a los productores.
Abundant Robotic: tiene como misión brindar soluciones robóticas para los trabajos más pesados de la agricultura. Su primer ejemplar puede recolectar una manzana por minuto sin dañar a la fruta ni al árbol. Sería una gran oportunidad para mejorar la competitividad de las economías regionales.
n.io: un software de Internet de las cosas y plataforma de automatización que cuenta con la capacidad de conectarse a un sensor ilimitado y entradas de datos, n.io funciona a través de las industrias y su primer producto ag es un servicio de gestión y control de riego. También me he reunido con un par de proyectos que podrían tomar esta oportunidad y que podrían tener una más rápida penetración que las imágenes, por su menor costo.
Farmers Business Network: ha sido una plataforma que comenzó como una red que conecta productores con productores y servicio de agregación de datos, pero más tarde agregó la FBN Procurement Platform, con el objetivo de permitir a los agricultores comprar insumos químicos directamente de los fabricantes con plena transparencia de precios para ayudarlos a reducir los costos. La plataforma vende un 15% a 40% de ahorro agroquímicos y ofrece una garantía de mejor precio. Hace dos años tuve la oportunidad de conversar con su CEO sobre un posible desembarco en Argentina, pero no era posible porque su modelo aún no estaba preparado para el contexto del país.
Estas iniciativas innovadoras no se circunscriben únicamente al ámbito estadounidense, países como Holanda, Australia, Israel, Francia, Suiza, Nueva Zelanda, Canadá y varios países de África, han sido reconocidos por importantes iniciativas que van desde dispositivos para monitorear la salud del ganado en tiempo real, hasta un kit de irrigación un software de gestión que permite prevenir la enfermedad de los cultivos utilizando datos meteorológicos e imágenes satelitales.
El mercado para estas startups es el mundo, pero aquellas que quieran tener escalabilidad internacional tendrán que adaptarse a la cultura de cada país, tarea que no va a resultar tan fácil ya que cada país tiene sus costumbres y reglas de juego diferentes.
Fuente: Juan Manuel Barrero, La Nación Campo
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