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En la Patagonia, el valor agregado es la mejor alternativa

En General Roca, en la provincia de Río Negro, la familia Pili adoptó la tecnología para potenciar un esquema diversificado en un ambiente difícil.

“Hoy logramos que el ternero que nace en la provincia termine en un restaurant o en la carnicería y luego al plato de una familia de la provincia con gran porcentaje de insumos generados también en Río Negro”, destacó el productor de General Roca, Francisco Pili, a Clarín Rural para graficar el crecimiento que ha tenido la región del Alto Valle y el valor que hoy agregan con orgullo, a la producción de granos.

 

El ritmo productivo de la región lo marca el Río Negro. En el valle que se forma allí por influencia del Río Limay y el Neuquén quedan campos productivos de interés para la producción frutícola (en chacras) pero también, a partir del riego, para la producción de forrajes y maíz (que también terminará hecho carne). El río Limay tiene su origen en el Lago Nahuel Huapi y al confluir con el río Neuquén da lugar al nacimiento del río Negro.

 

Pili revisa un lote de maíz que luego será alimento para lo ganadería.

Pili revisa un lote de maíz que luego será alimento para lo ganadería.

 

“Es una zona desértica con precipitaciones anuales de 120 a 160 milímetros, que no son compatibles con la producción, la dependencia del riego es total”, explicó Pili. El productor también contó que las últimas dos o tres campañas la media de precipitaciones ascendió a 300 milímetros. Además del agua, hay que cuidarse del viento, que complica algunas producciones. Para eso la mejor defensa son las “cortinas” de alamedas.

La historia de los Pili está más ligada a otras actividades pero, desde hace ya ocho años, cuando Francisco Pili se sumó a las empresas de la familia que empezaron a explorar la actividad agropecuaria. Hoy tienen unas 200 hectáreas en el Alto Vallle de Río Negro, y están prontos a adquirir unas 100 hectáreas más.

Una herramienta fundamental en la zona como el riego por manto ha tenido como aliado una innovación como es la nivelación con láser. Esto es es fundamental para lograr una eficiencia en el riego porque mejora la distribución y consumo de agua más parejo para los cultivos, también eficientiza la fertilización y reduce la erosión.

 

Debido a que en esta región no hay acopios, el cereal debe cosecharse con la humedad justa.

Debido a que en esta región no hay acopios, el cereal debe cosecharse con la humedad justa.

 

En lo que respecta a las rotaciones, para Pili lo mejor es hacer un verdeo de invierno o de verano antecesor a una alfalfa y luego de los tres cuatro años de la alfalfa hacer dos años de maíz, “que permite lograr muy buenos rendimientos con 12 ó 13 toneladas por hectárea”.

 

En cuanto a las fechas de siembra, la alfalfa apunta al final del verano y comienzo del otoño, fines de febrero a los primeros días de abril. Mientras que en lo que respecta maíces, algunos siembran las primeras semanas de octubre y otros (como los Pili), siembran la última semana de octubre y la primera de noviembre. “Hay que escaparle a algunas heladas que pueden aparecer los últimos días de octubre, no obstante, algunos apuestan a la fecha temprana y, según el año, sale bien”, explicó Pili.

 

Para la cosecha, debido a que no hay ni plantas de acopio ni de secado, el maíz indefectiblemente hay que esperarlo que madure y cosechar con humedad de 14%. “Por eso buscamos híbridos con buen potencial de rendimiento pero también, como característica deseada, que tengan secado rápido”, dijo Pili.

 

El riego es clave en una región en la que llueven 300 milímetros por año.

El riego es clave en una región en la que llueven 300 milímetros por año.

 

Todo lo que producen los Pili va para el mixer. Así y todo, hoy entre un 60% y 70% del maíz que consumen los animales se compra en La Pampa.

 

Por año apuntan a encerrar dos ciclos de 400 animales. Con la chacra que están a punto de adquirir podrían producir más alimento y agrandar un poco el planteo de la recría con más alimento propio.

 

En 140-160 días, dependiendo del kilaje con el que ingresó el ternero, se buscan ganancias de peso promedio diarias de 1,100-1,200 kilos y llevar el animal a los 400 kilos.

 

“Se trata de comprar animales todo el año para tener ocupación más plena de los corrales y esquivarle a la caída de precios estacional del gordo, como ocurre en esta época, a fines de año, que cayó 3 pesos el kilo vivo del animal gordo”, contó Pili.

 

Por otro lado, fin de año también es la época que llega mucha hacienda terminada a pasto, con otro costo y precio final, desde Carmen de Patagones, “y baja los precios”.

 

La forestación es otra de las producción que desarrollan los Pili.

La forestación es otra de las producción que desarrollan los Pili.

 

Para la comercialización los Pili hacen usufructo de los servicios del matadero de la Cooperativa de Trabajo Gómez (ex Fricader) a 20 kilómetros del campo. “Nos faenan ahí y después nos encargamos de la venta a carnicerías, antes lo hacíamos nosotros mismos pero hoy nos hace el trabajo un comisionista”, contó Pili.

 

“De las cinco claves en la producción de carne, esto es, la cría, la recría y terminación, la comercialización, la faena y la distribución, estaría bueno manejar al menos tres”, dijo. La adquisición de más hectáreas para poder producir más alimento es una de las claves en la búsqueda de independizarse de la compra de alimento fuera de la provincia. El objetivo es duplicar la producción de maíz propio, pasando del 40% al 80%. “Más allá del costo, tener reservas propios te da estabilidad”, reconoció.

 

Este año se armó el grupo de productores CREA Patagonia Norte.

Este año se armó el grupo de productores CREA Patagonia Norte.

 

Analizando lo que viene, Francisco Pili se entusiasma, “los productores de la zona estamos más informados respecto del uso de genética en semilla y en animales, buscamos estrategias diferentes de fertilización, también se está invirtiendo en maquinaria y riego”.

 

Sin dudas, la nivelación láser es fundamental para refundar algunas chacras pensando en mejorar la eficiencia productiva. “Somos un polo productivo chico, pero que creció exponencialmente los últimos cuatro años y con políticas de apoyo provincial podría crecer mucho más”, opinó Pili.

 

Fuente: Juan Ignacio Martínez Dodda, Clarín Rural.

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